La programación se ha vuelto una de las carreras más cotizadas de los últimos años, debido al auge de la digitalización en diversas esferas. Es por eso, que incluso el Estado ha creado programas para que los más pequeños aprendan de esta disciplina. Este es el caso de Sebastián Findling, quién pudo sumergirse en este mundo casi desde que tiene uso de razón.
Jóvenes Programadores, es una iniciativa estatal lanzada en 2015 por el programa Biblioredes, que busca brindar los conocimientos básicos del mundo de la programación a los más pequeños. Fue creada con el objetivo de difundir esta disciplina que cada vez más se requiere en el mercado laboral.
No obstante, cuando Sebastián Findling era pequeño, allá por el año 1995, ni siquiera se hablaba de ese tipo de carrera. De igual forma, en su casa su padre le obsequió un computador con conexión a internet, algo nuevo en la época y que fue lo que finalmente se convirtió en una ventana a un mundo completamente nuevo.
Hoy, con 33 años, Sebastián Findling es uno de los programadores chilenos con más experiencia en el rubro. Inclusive, ha creado un sistema que ayuda a otros programadores a crear softwares de una manera más fácil.
¿Cómo fueron tus comienzos en la programación?
– Empecé a programar prácticamente a los 8 años. El año 95, mi papá me regaló su PC viejo que venía con Windows 3.11. Además, tenía conexión a internet, lo que abrió un mundo completamente nuevo para mí. A su vez, junto con ellos me regaló un manual de DOS para que aprendiera a usarlo.
Como era chico y tenía mucho tiempo, me dediqué a aprender todos los comandos que traía, pero había uno que no estaba ahí y no entendía, el BASIC. Al escribir ese comando y apretar Enter, la pantalla se iba a negro y se me pegaba el computador.
Al final, un primo mayor que hacía juegos y era super computín, me explicó como funcionaba todo. Después mi papá me regaló un libro de BASIC y con eso aprendí a hacer varias cosas. Ahí empezó todo.

¿Cómo te convertiste en desarrollador?
– Como desde chico tuve internet, siempre me llamaron la atención los sitios web y las cosas choras que algunos tenían. De esta forma fue que empecé a mirar los códigos fuente de los distintos sitios para ver cuál era la lógica detrás de eso. Cerca de los 11 años, obtuve FrontPage, un editor web de Office. Con este software creé mi primera página: “El Club de Amigos de los Animales”.
Fue a esa misma edad cuando me uní a “la red social de la época”, IRC, y conocí muchos programadores de los cuales aprendí cosas más avanzadas. Ahí pasé al siguiente nivel y pasé de crear páginas web a crear softwares. Pasé por varios proyectos chicos, como la creación de un portal de noticias para mi colegio.
Al final, cuando salí del colegio, con toda la experiencia que adquirí sentí que podía salir adelante con mi propia capacidad de investigación y aprendizaje. Estudié un tiempo en un instituto, pero finalmente me salí para poder dedicarme a trabajar y continuar haciendo proyectos para clientes, que es lo que ya hacía desde el colegio.
Bueno, Sebastián, ya nos contaste sobre tus inicios en la programación. ¿Cuáles fueron tus primeros trabajos? ¿Recuerdas algún desafío en particular?
– El primero fue en una empresa de comunicaciones internas llamada Extend, que estaba empezando a experimentar en el mundo digital y quería hacer cosas interesantes. Ahí estuve freelance, y luego, hasta 2013 estuve en varios proyectos con la misma modalidad de contrato.
Ese mismo año, fue que llegué a BuscaLibre, sitio en donde podías traer cosas de tiendas como Amazon de una forma más fácil. Allí tuve el gran desafío de implementar un sistema para evitar que nuestro sitio web se cayera para el CyberDay.
Para ello, inventé un sistema en donde el servidor principal, cada vez que se llenaba de gente, mi software permitía clonarlo y distribuía a la gente en el nuevo servidor. Así lo podía hacer varias veces. Hace un par de años, desde la empresa me contaron que lo seguían ocupando.
¿Es cierto que inventaste un software que ayuda a crear otros softwares?
– Sí, es Elder. Es un programa que funciona como una carpeta en donde están todas las herramientas para hacer un software. En palabras simples, tu tomas esas herramientas prediseñadas, las modificas y ya tienes tu software, el cual se aloja en un mismo servidor en internet.
Este software lo he ocupado para varios proyectos, pero uno de los que más recuerdo fue ADD Shop. Allí desarrollamos un novedoso software que mezclaba un e-commerce con un sistema de red social, capaz de entregar soluciones automatizadas de compra inteligente a sus usuarios.
Con este proyecto, junto al equipo conseguimos ir a México, tras ganar un concurso organizado por la incubadora estadounidense 500 Startups. Allí, de 10.000 empresas postulantes, solo quedaron 11. Fue una gran experiencia. Pude compartir con programadores y emprendedores de todo el mundo.
Para finalizar, en tus palabras cuéntanos: ¿qué viene en el futuro de Sebastián Findling?
– Ahora estoy trabajando en la empresa Envíame, que actúa de intermediario entre tiendas y servicios de delivery. Es una empresa muy especial, porque decidieron reconstruir todo su sistema antiguo y rehacer todo con tecnología actual; que es justo lo que me gusta.
Si me preguntan por mi futuro, quiero dedicarme a la innovación. Dirigir un equipo cuya misión sea la exploración de oportunidades tecnológicas, como lo hace Google, experimentando a gran escala con herramientas que desafíen el status quo del software.