Crítica de cine – Nosferatu (2024)

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Una versión visualmente impactante que tropieza con su desarrollo narrativo

La nueva versión de Nosferatu, dirigida por Robert Eggers, busca reimaginar el clásico del cine de terror de 1922 con una propuesta visualmente cuidada y un tono gótico. Ambientada en la Alemania del siglo XIX, la película sigue a Ellen Hutter (Lily-Rose Depp) y su esposo Thomas Hutter (Nicholas Hoult), quien es enviado a Transilvania para cerrar una venta con el enigmático Conde Orlok (Bill Skarsgård). Sin embargo, el vampiro se obsesiona con Ellen y lleva el horror a Wisborg, desatando una plaga mortal.

Si bien la película destaca por su fotografía, música y ambientación, sufre de problemas narrativos y de interpretación, lo que la convierte en una experiencia visualmente fascinante, pero con un desarrollo dramático irregular.

Un deleite visual con una ambientación impecable

Uno de los mayores aciertos del filme es su estética sombría, que rinde homenaje al expresionismo alemán. La cinematografía de Jarin Blaschke utiliza magistralmente los contrastes de luz y sombra para construir una atmósfera opresiva y melancólica. Además, la banda sonora de Robin Carolan intensifica la tensión y el misterio en momentos clave.

La recreación de la Alemania del siglo XIX es otro punto fuerte. La dirección de arte logra una notable sensación de autenticidad, con escenarios detalladamente diseñados que aportan profundidad al mundo de la película.

Actuaciones irregulares y un elenco desaprovechado

Uno de los problemas más evidentes es la dirección de actores, lo que resulta en un elenco descohesionado. Cada actor parece estar en una película diferente, lo que dificulta la inmersión en la historia.

El mayor punto alto es Willem Dafoe, quien interpreta al profesor Eberhart Von Franz. Su presencia en pantalla eleva cada escena, aportando la solidez y la intensidad dramática que el resto del elenco no logra sostener.

Por otro lado, Lily-Rose Depp, en el papel de Ellen, ofrece una actuación sobreactuada y carente de matices. Su personaje, que debería transmitir ternura y profundidad emocional, parece más una niña caprichosa que una protagonista compleja. Su actuación no solo debilita la historia, sino que reafirma las críticas que ha recibido en proyectos anteriores, como The Idol.

El caso de Emma Corrin, relegada a un papel secundario irrelevante, es otra decisión cuestionable. Corrin ha demostrado un rango emocional amplio en su filmografía, y darle un rol tan menor desaprovecha un talento que podría haber enriquecido enormemente la película.

En cuanto a Bill Skarsgård, su interpretación del Conde Orlok resulta plana y carente de personalidad. Lejos de ser un personaje enigmático y aterrador, su falta de expresividad diluye el aura de misterio que ha definido al vampiro en versiones anteriores. Su sobreexposición en pantalla también le resta impacto, volviéndolo menos intimidante.

Errores narrativos y una protagonista desaprovechada

Si bien Nosferatu respeta ciertos elementos de la novela Drácula de Bram Stoker, la película perpetúa tropos narrativos obsoletos en la representación de su protagonista femenina. Ellen sigue el arquetipo de la «damisela en peligro», cuya relevancia en la historia depende únicamente del vampiro que la acecha.

En la obra original de Stoker, el personaje equivalente a Ellen (Mina Harker) es una mujer inteligente y decisiva en la derrota de Drácula. Sin embargo, en esta versión, su papel se limita a un símbolo de sacrificio y sufrimiento, sin la profundidad que merecía.

Además, el guion insiste en un enfoque sexualizado y romántico de la historia, lo que reduce el potencial del relato. En lugar de explorar el conflicto entre la razón y lo monstruoso, la película opta por una visión más superficial del vampirismo.

Problemas de tono y falta de cohesión

Uno de los mayores fallos de Nosferatu es su falta de identidad clara. No termina de decidir si quiere ser una adaptación seria y profunda o una película estilizada con un enfoque más ligero. Esta inconsistencia hace que, en varios momentos, la película pierda ritmo y aburra, ya que la narrativa no siempre logra sostener la atención del espectador.

A pesar de su impresionante factura técnica, la película no consigue perturbar ni dejar una impresión duradera.

Conclusión

La Nosferatu de Robert Eggers es una obra visualmente impecable, con una estética gótica impactante y una ambientación meticulosamente trabajada. Sin embargo, sus debilidades narrativas, problemas de dirección de actores y una protagonista desaprovechada la convierten en una experiencia inconsistente.

Si bien tiene momentos destacables, especialmente gracias a la actuación de Willem Dafoe, la película no logra estar a la altura de su potencial ni del legado del clásico de 1922.

Valoración final: 6/10


Ficha técnica

  • Título: Nosferatu
  • Año: 2024
  • Duración: 132 minutos
  • País: Estados Unidos, Reino Unido
  • Dirección: Robert Eggers
  • Guion: Robert Eggers, basado en la novela Drácula de Bram Stoker
  • Reparto: Lily-Rose Depp, Bill Skarsgård, Nicholas Hoult, Aaron Taylor-Johnson, Willem Dafoe, Emma Corrin
  • Música: Robin Carolan
  • Fotografía: Jarin Blaschke
  • Distribución: Andes Films